Existen dos problemas comunes que enfrenta cualquier empresario en su negocio: cómo se puede aprovechar información que pudieran generar ventajas comparativas y cómo hacer que sus empleados trabajen en beneficio de la empresa.
Es muy común que una PYME, el dueño se encargue de tomar todas las decisiones importantes. Pero cuando la empresa se vuelve más grande, la información para desarrollarlo de modo eficiente, suele superar los conocimientos y capacidad que el dueño puede ofrecer. Lo ideal es delegar decisiones a empleados que posean la capacidad de trabajo y los conocimientos necesarios.
Debes tener en cuenta que tu empleado, al igual que tú, trabajará primero para sí mismo. Se concentrará en beneficiar a la empresa en la medida que implique beneficios también para él.
No te sorprendas si tus empleados no actúan como tus esperas, siendo que es obvio que el empleado está maximizando su propio beneficio.
Es por ello que la mayoría de los dueños de pymes son resistentes a delegar. Pero a la vez, el no hacerlo limita su capacidad de crecimiento.
Ten en cuenta que tus empleados son personas iguales a ti: priorizan el beneficio propio y el de su familia por sobre el de un tercero. Si quieres que alguien trabaje para su beneficio, ese alguien se tiene que beneficiar.
Cuando necesites delegar una decisión importante en un tercero, piensa en las respuestas para: ¿Qué poder de decisión le voy a dar? ¿Cómo lo voy a compensar por cumplir con el objetivo que quiero? ¿Cómo voy a medir el cumplimiento de este objetivo?
La forma integrada en que se responden estas tres preguntas, para todos los involucrados en tu empresa, constituyen lo que se conoce como la arquitectura organizacional de tu negocio.